lunes, 1 de agosto de 2016

Yin shi nan nu

Fue una película que tuvo un cierto éxito de público (y muy buena acogida por la crítica) en su momento. Parece raro que hayan pasado tantos años. 
Uno de esos críticos dijo que había que verla el día primero de agosto, algo con lo que yo, hoy, no estoy completamente de acuerdo. Por otro lado, es cierto que el hecho de que esté rodada en Taiwan y dirigida por un taiwanés aporta, para mí, un mayor interés a la historia, en la que se nos presenta el sempiterno dilema del enfrentamiento entre tradición y modernidad, con el telón de fondo de la gastronomía como marco general del argumento.

 Con el transcurso del tiempo, me parece más acertado entenderla como una confrontación entre el 'antes' y el 'ahora', en la que este último sale muy mal parado (algo similar a lo que le sucedía a Luis Varela en su magistral interpretación de Numeriano Galán, en 'La señorita de Trévelez' de Carlos Arniches, emitida, hace ya unas cuantas décadas, por TVE).

El atractivo de Chien-lien Wu distrae, como suele pasar en la vida, del fondo de la cuestión y nos puede llevar a confundir los límites (siempre variables y en permanente flujo) del 'antes' y el 'ahora', ya que, como todos experimentamos a diario, uno va convirtiéndose en otro de manera inexorable.
Los nuevos 'ahora' suelen ser peores que los antiguos, lo que nos mueve al espejismo de que los los actuales 'antes' parezcan mejores que los de antaño. Un lío, vamos.
Tampoco está nada mal la metáfora de la comida. Sobre las cabezas de todos planea la nada platónica certeza de que el estómago es una víscera más apreciada que el corazón, lo que, aparte de ser políticamente bastante incorrecto, queda muy feo hasta en las redes sociales.

Sixteen Tons ("Cargar y descargar...") y Huberto Lane fueron eficaces defensores de esa teoría, lo que nos tenía a todos bastante soliviantados, al identificarnos, como es lógico, con Guillermo Brown y sus 'Proscritos', quienes supieron combinar en todo momento ambas necesidades y, sin embargo, pasaron a la posteridad como héroes románticos.

Llegar a una determinada edad nos permite observar casi todo con perspectiva suficiente para comprender muchas cosas. Y cada vez que comienza agosto es inevitable contemplar cómo el cine, siendo esporádico, podía ser utilizado de forma diversa a la prevista, si bien es una realidad que los recuerdos no dan para tanto en este terreno, dominado por el intenso azul de unas tardes veraniegas, cuyo color conocemos más por la literatura que por la observación directa.

La pregunta fundamental es la que trata de indagar el momento en el que el 'ahora' se convirtió en 'antes', pregunta que es probable se quede sin respuesta, aunque nos empeñemos en insistir que ese momento se produce en septiembre. Todos sabemos que es un convencionalismo similar al de colocar en los mapas el norte arriba y el sur abajo...

'Comer, beber, amar' son tres verbos de conjugación sencilla en apariencia, pero muchos cometen errores notables cuando utilizan sus distintas formas sin el debido cuidado. Tal vez por eso, su título original no es el que conocemos en la versión española, sino 'Yin shi nan nu', que, literalmente, significa 'Comer beber hombre mujer'. Es un mejor nombre, ya que evita la palabra amar, creo que de forma intencionada.

Todos los seres humanos (y algunos que no lo son, aunque vayan disfrazados para simularlo) estamos sometidos a la influencia de muchos 'antes' y 'ahora'. Nadie tiene uno solo. Y, en este caso que nos ocupa, está claro que, cuando los 'ahora' de alguien tienen una tendencia casi obsesiva en convertirse en 'antes', provocan una peligrosa inercia, de características muy conflictivas, al engancharse en un 'ahora' que manifiesta una férrea resistencia al cambio. 

Entonces, los expertos del transfuguismo temporal tienen que poner en práctica todas sus habilidades para convertir un 'antes' de agosto en un 'ahora' de septiembre. Y lo consiguen sin dejar de comer... aunque solo beban agua. Con respecto al tercer verbo, se remiten al título chino. Ya habíamos dicho que era un título más apropiado.

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