jueves, 9 de octubre de 2014

Ratones ciegos

Los de Agatha Christie eran tres, pero aquí son muchos más, claro. Eso sí, todos ciegos.
Y también están atrapados, sin nevada de por medio, ya que la acción de este relato (convertido, también en una pieza teatral de larguísimo éxito en las carteleras) se prolonga a lo largo de varias décadas, lo que quiere decir que, en realidad, si que hubo alguna nevada que otra, pero tampoco faltaron días soleados y calurosos, noches estrelladas o con luna, tormentas veraniegas o, incluso, granizadas.

Como ya he apuntado, los ratones estaban ciegos (he dicho "estaban") y la mayoría de ellos nunca salieron de la ratonera. De los pocos que escaparon, algunos llegaron a recuperar la vista pero, en todos los casos, terminaron con uno o más sentidos averiados, entre otros, el común.

Yo opino, con absoluto convencimiento, que no es bueno que los ratones estén tan ciegos y les recomiendo, encarecidamente, a todos ellos que no lo sean. Pero no es fácil convencerlos, porque un buen número de ratones ciegos no saben que lo son. Ellos piensan que ven lo que imaginan... y lo perciben con tal claridad que no son capaces de desarrollar el instinto de la duda que, como todos sabemos, es el más importante de cuantos les han sido concedidos a los ratones por la madre naturaleza.

Así, estos ratones ciegos, seguros ellos de ser videntes, corretean para aquí y para allá, prueban los trocitos de queso que les ofrecen (aunque sean de la marca "La Gata que Ríe", lo que, por pura lógica, no debería resultarles nada tranquilizador y, mucho menos, si viesen la etiqueta con esa cara de gata sonriente que lucen los envases, pero, claro, como están ciegos, no la ven) y entran y salen de una trampa para ratones preciosa, con barrotitos dorados en el exterior, música melódica de ambiente y un cepo potente y muy bien disimulado, con forma de almohadón, para que apoyen en él, confiados, sus cabezas.

Nada se ha demostrado, desde el punto de vista científico, con respecto al motivo por el que los ratones ciegos creen ver lo que ven con tan definida nitidez, mientras que quienes los rodean son perfectamente conscientes de su manifiesta ceguera. Hay varias teorías sobre ello y lo más probable es que la realidad sea diferente en cada caso, ya que no todos los ratones son iguales, si bien es cierto que hay dos grupos principales, junto a algún raro individuo, muy diferente al resto.

Al final, como en las novelas de Christie, nada es lo que parece. Los ratones pasan a mejor (o a peor, según el caso) vida y la ratonera vuelve a estar limpia y reluciente. 
Luego, el coro puede seguir entonando el tradicional estribillo de la popular e inocente canción: "... see how they run, see how they run, they all ran after the farmer's wife, who cut off their tails with a carving knife...".

No hay comentarios: