lunes, 22 de septiembre de 2014

Amnesia visceral

Hay varios tipos de amnesia.
Entre otras muchas clasificaciones, existe una muy general que está relacionada con las causas de la amnesia que, según esta división, podrían ser orgánicas o funcionales. 
Tiene, desde luego, mucha lógica desde el punto de vista clínico, pero ya hay suficientes manuales y tratados científicos sobre el particular, por lo que resultaría ocioso insistir en esta clasificación en un artículo en el que parece más oportuno, tanto por su contexto como por su estilo, abordar el tema desde un punto de vista menos académico.

Viendo la otra tarde "Spellbound", la vieja película de Hitchcock sobre el recuerdo y el olvido, comprendí que las derivaciones de la amnesia pueden llegar mucho más allá de los traumas infantiles de Freud, de la música oscarizada de Miklos Rozsa y, por supuesto, de las intenciones cinematográficas del gran Alfred.
Dalí, sin embargo, me ayudó a entender, con sus geniales decorados de la escena del sueño (en la que el falso Dr. Edwardes rememoriza, sin darse cuenta de que lo está haciendo, la historia que le tiene atormentado), que los sueños suelen estar llenos de ojos (los veamos o no) que nos observan desde dentro y proyectan hacia ese universo escondido, en el que olvido y recuerdo se entrelazan, una parte de la verdad que llevamos dentro.

Nada mejor que el surrealismo para evocar un mundo onírico que va más allá (o se queda más acá) de la realidad, pero que está vinculado con ella. Y, también, muy acertada la comparación de una lujosa clínica psiquiátrica con una casa de juego en el que casi todos los naipes están en blanco... menos el siete de tréboles, claro.

Yo soy partidario de la amnesia funcional, disociativa y lacunar, que produce un estado de fuga con consecuencias orgánicas de índole visceral. Es la que más me gusta analizar y observar. 
La principal característica de este tipo de amnesia o fuga disociativa visceral, es que, en lugar de producirse como consecuencia de un trauma psicológico, lo hace de forma previa a  que la manifestación del trauma tenga lugar. Es decir, no es post-traumática, sino pre-traumática, algo que podría parecer insólito.

La connotaciones etiológicas de estas amnesias son relativamente irrelevantes. Por el contrario su sintomatología es clara: determinadas vísceras se ven afectadas (algunas de forma notable) y producen disfunciones fisiológicas graves. Suelen resultar perjudicados tres órganos fundamentales, aunque no se descartan consecuencias en otros.

Total, que la amnesia puede llegar a ser mucho más complicada de lo que parece a simple vista. No siempre se trata solo de un episodio de olvido temporal o permanente, a veces, es una reacción voluntaria de quien, asediado por un potencial complejo de culpabilidad, transforma la ausencia de recuerdo (o su flagrante modificación) en un recurso eficaz contra la asunción de ciertos actos propios, muy difíciles de aceptar sin recurrir a soluciones psicológicas drásticas.

El caso es que Psyché, enamorada de Eros, no tuvo más remedio que descender hasta el Hades para pedir a Perséfone un poco de su belleza, superando al peligroso Cerbero y sobornando a Caronte...
Todo es muy complicado en estos casos, en especial, despertar del sueño estigio que suele estar dentro de la caja negra que transportan de vuelta del inframundo, porque no siempre Eros acude al rescate.

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