miércoles, 28 de julio de 2010

Ganas de más

Todo lo bueno te deja con ganas de más.
La publicidad bien hecha no es una excepción. Como una buena película. O una gran novela. Pero también hay vicios que son adictivos. Aseguran que pueden serlo el juego, el tabaco, el alcohol, la droga... y algunas otras cosas. Quienes han caído en sus garras siempre tienen ganas de más. Por eso es tan difícil deshacerse de ellas.
Todos queremos más, decía la vieja canción, y, sin embargo, no es cierto. Muchas veces queremos menos. Menos problemas, menos sufrimientos, menos traiciones...

El publicitario no suele ser de la especie de los que quieren menos. Más bien es de los que se quedan con ganas de más. Quiere más trabajo, más oportunidades de hacer una buena campaña, más premios, más reconocimiento profesional. Eso es porque la mayoría de los publicitarios son vocacionales.
Recuerdo los tiempos en los que no era así. Una considerable parte de los creativos de antaño estaban en la publicidad de rebote. Querían ser escritores, pintores, periodistas... pero trabajaban en una agencia por dinero, no por vocación. Luego vino la gran generación de los publicitarios entusiastas, los profesionales que tanto amaron a la publicidad y que tanto dieron por ella.
La publicidad les correspondió. Fue generosa con la inquebrantable lealtad de sus fieles amantes. Les regaló un siglo de oro. Un siglo de veinte años que no se podrá olvidar nunca, por mucho que haya quien venda su alma al diablo para intentar borrar la verdad y hacerla aparecer difuminada, falseada y obtusa, en un retrato que envejece por ella, mientras Dorian se mantiene imperturbable en su belleza.

Hoy, las nuevas generaciones de publicitarios vuelven a tener ganas de más. Y es normal que las tengan, porque sólo teniendo ganas de más es posible llegar más lejos, volar más alto.
Nunca falta en este mundo quien te engaña, quien te amenaza, quien te pone condiciones desleales. Son aquellas personas que quieren que tú tengas menos porque ellas ya tienen más. Mejor dicho aún: quieren que todos tengan menos porque ellas no se atreven a luchar... pero, en realidad, tienen ganas de mucho más. Piden con la mirada lo que niegan con sus palabras, con sus actos empobrecidos por la miseria del trueque mercenario.

Incluso para quienes tanto se han equivocado hay una segunda oportunidad. Basta con que reconozcan que tienen ganas de más. Ni siquiera es preciso que acepten su error. La publicidad te regala. Nada te pide. Fueron los mercaderes los que te exigieron todo. Los que se quedaron con todo, a cambio de una fingida y dolorosa lealtad.

Si tienes ganas de más, no te escondas en los prejuicios, no te refugies en la distancia, no te disfraces con la carátula de la comedia. Limítate a decir: "yo también tengo ganas de más". Seguro que recibes la llamada que tanto estás esperando.

Y no te olvides: hoy es siempre todavía.

2 comentarios:

Juan Bahima dijo...

Amigo Paco.
Soy de los de antes, de los vocacionales, de los que querían y aún quieren más después de 45 años en este oficio.
Comparto tu reflexión.
La publicidad nos ha dado "vida". No se puede pedir más.
Creo que si aún seguimos queriendo más, por mucho que cambien las cosas, encontraremos por lo menos algo: satisfacción por el logro y ningún arrepentimiento por nada de lo hecho.
¡Suerte! Mucha suerte a los que se incorporan ahora con vocación. A la nueva generación de publicitarios. Para que aporten nuevos valores y alcancen sus logros.
Juan Bahima.
Bahima & Partners Consulting

Ángel Riesgo dijo...

Paco,

Hasta en vacaciones me pasa que quiero más, es un poco vicio ya...
Por cierto, ahí va nuestra última (penúltima) campaña para Movistar en DDB, que se llama: "ganas de mas"....
http://www.youtube.com/watch?v=lNslBNjAYz0

Ángel