jueves, 23 de junio de 2016

Williams ('Il Porco')

En el mundo, por desgracia, abundan los personajes como Williams.

Aquella tarde, en una desaparecida bolera de la capital, hoy convertida en moderno espacio gastronómico, un grupo de alumnos del Liceo Italiano se desenvolvía en una de las pistas bajo la tutela socarrona y prepotente de 'Il Porco'. Giovanni Paolo, su fiel lugarteniente, se ocupaba de mantener bajo un estrecho control visual a una muchacha vestida de verde. No fue difícil entender que ella estaba siendo sometida a influencias nada recomendables por parte de Williams y sus secuaces.

Alicia, la muchacha vestida de verde, tenía su personalidad, desde luego. No resultaba sencillo cerrar el círculo a su alrededor, pero en esa escena no cabía duda de que ella era la predecesora de la princesa Leia, encadenada a otro Jabba the Hutt (y muy capaz, por tanto, de estrangular a su circunstancial amo utiliizando la propia cadena con la que estaba unida a él).
Pero esa noche Alicia no se rebeló contra 'Il Porco'. Por el contrario, le seguía el juego... siempre vigilada por la atenta mirada de Giovanni Paolo.

Nunca nos gustó Williams. Y, más que por su aspecto físico (su apodo le definía a la perfección), era por la repugnante personalidad que irradiaba, con ese comportamiento de babosa e indisimulada superioridad displicente, mientras permitía la constante adulación de una cohorte de esbirros interesados en su presunta pujanza económica.

Alicia, abrazada a su carpeta y apoyada en la verja del Liceo mientras esperaba la llegada del 'seiscientos' de su padre, pensaba en un futuro diferente. Un futuro sin los williams que suelen aparecer en las proximidades de las muchachas vestidas de verde. ¿Por qué eligió su padre el Liceo Italiano para sus estudios? No lo sabemos, aunque, teniendo en cuenta que mi madre me matriculó en el Ramiro de Maeztu por el hecho (singular, sin duda, y muy importante para ella) de que tenía una gran estatua de la diosa Minerva custodiando su puerta, no soy el más indicado para hacerme este tipo de preguntas.

La muchacha de verde con lo que, de verdad, disfrutaba era yendo a bailes de Carnaval. Y, en ellos, vestirse de dama antigua. En eso era muy distinta a sus dos mejores amigas, quienes solían elegir disfraces de india o de geisha.
Fue el 27 de febrero de 1966 cuando se produjo el extraordinario suceso que modificó el destino que Williams tenía preparado para Alicia. Ocurrió allí, en los salones del pequeño palacete que fue la sede del Liceo Italiano, antes de su mudanza al edificio vecino.
Un oficial austríaco y un árabe barbudo aparecieron, de improviso, y, sin dar tiempo a que Giovanni Paolo acudiese a la angustiada señal de alarma lanzada por 'Il Porco', liberaron a Alicia de las pegajosas garras/pezuñas de aquel prematuro clon de Jabba.

Williams ordenó buscarla por todas partes. Cada rincón de la vieja y muy, muy lejana galaxia fue explorado por las naves porcinas... sin éxito.
Alicia, y más muchachas que, como ella, también vestían de verde se libraron para siempre del tiránico dominio.
Hubo otras que no tuvieron tanta suerte.

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