lunes, 29 de abril de 2013

Sangre y tippex

Existe un estudio reciente que compara el uso de estos dos fluidos y sus usos más habituales en nuestros tiempos. Sin duda se trata de un trabajo muy interesante, ya que nos permite conocer algunas aplicaciones alternativas de uno y otro líquido, así como algunas curiosidades estadísticas, poco conocidas por el gran público.

El hecho de que la empresa alemana creadora del producto original (que ha dado nombre a una categoría) haya dejado muy claro que nada tiene que ver con esta investigación (desarrollada, precisamente, por un par de peritos españoles, quienes, acuciados por la crisis que nos agobia, han tenido la iniciativa de emprender este tipo de proyectos, más o menos singulares), nos lleva a la conclusión de que los resultados obtenidos son válidos para todos los derivados del famoso líquido corrector, introducido en el mercado bajo la marca Tipp-Ex.

Los peritos españoles han querido permanecer en el anonimato, por lo que, en este artículo, nos referiremos a ellos como P y P', con el fin de mantener en secreto sus respectivas identidades.
Ya en preámbulo del estudio, ambos señalaban que el verdadero comienzo de la crisis actual debemos situarlo en el verano de 2004, mucho antes de lo que los analistas suelen dar por cierto. En lo que P y P' no llegan a ponerse del todo de acuerdo es en lugar exacto de dicho comienzo, ya que, aunque coinciden en una primera aproximación geográfica general, uno se decanta por la isla de Menorca o Biarritz, mientras que el otro incluye como posibles alternativas Segovia e incluso la madrileña calle de Alcalá.

En cualquier caso, esta es una discusión secundaria, ya que solo se trata de unas consideraciones previas al verdadero objeto de la investigación.
La metodología empleada fue innovadora. P y P' intercambiaron, mediante un procedimiento muy similar al descrito en el Cheminova para transformar el agua en "vino tinto", los colores de la sangre y el tippex, obteniendo sangre blanca y tippex rojo. Lo hicieron mediante una fórmula secreta (que han depositado en un banco de Atlanta, junto a otra que ya estaba allí desde 1886) y sin necesidad de usar el permanganato potásico, como es preceptivo en el referido experimento del Cheminova (siempre fue mi favorito, lo reconozco).

Una vez conseguido el cambio de apariencia de ambas sustancias, comprobaron de forma fehaciente (a través de diversas pruebas de campo, ratificadas en el laboratorio) que determinadas personas, poseedoras, eso sí, de un ADN específico, eran capaces de borrar de su corazón cualquier secuela de sentimientos pretéritos, eliminando a la perfección hasta el más mínimo resquicio de sensibilidad pasada, presente y futura.
Paralelamente, la sangre blanqueada en los sistemas circulatorios ajenos era esparcida sobre la conciencia propia, manteniéndola inmaculada como consecuencia de su nuevo color blanco. Incluso las manos manchadas con la sangre nívea mantenían un inofensivo aspecto. El refranero popular era utilizado, en este último caso, como prueba irrefutable de inocencia.

Nadie puede negar el extraordinario alcance del trabajo realizado por P y P'.
La sangre-tippex puede llegar a convertirse en un nuevo tipo de plasma, más demandado para transfusiones en los mercados internacionales que los preparados clínicos del Dr. Eufemiano Fuentes. Aquí no hay EPO, ni clembuterol, ni compuesto alguno que dé positivo en los controles. Y con la gran ventaja de mantener tan blancas las manos de la persona implicada en el uso de este fabuloso corrector de sentimientos que harían desvanecer cualquier atisbo de sospecha sobre su conducta.

Dicen que P ha patentado a su nombre el descubrimiento, mientras que P' sigue especulando sobre la fecha y el lugar exacto del comienzo de la gran crisis en la que el mundo está inmerso.
Parece que el producto se lanzará al mercado bajo la marca Sent-Ex, arropado por una gran campaña publicitaria:
Corrige tus sentimientos con Sent-Ex. Manos blancas no ofenden.

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