domingo, 7 de junio de 2015

Álgebra vital

El origen etimológico de la palabra 'álgebra' nos lleva a una acepción más próxima a la reintegración que a la aritmética, de la que, dicho sea de paso, el álgebra se ha ido distanciando con el paso del tiempo.
A mí siempre me gustó el álgebra lineal, pero debo reconocer que tiene mucho más interés la que, de un tiempo a esta parte, viene siendo conocida en el mundo como 'álgebra vital'.

Esta rama del álgebra es antiquísima, pese a no haber sido estudiada en profundidad desde tiempos de Pitágoras y otros matemáticos clásicos (que tenían mucho de filósofos, claro).
El álgebra vital está basada en el número siete. Pero no por que a él se le atribuyan propiedades sobrenaturales o cabalísticas, sino por puras cuestiones técnicas.
Tras el siete, el principal número del álgebra vital es el seis. Casi todos los demás carecen de importancia.
Esto nos lleva a la conclusión de que el álgebra vital es un sistema binario, cuya trascendencia para el correcto funcionamiento del calculo infinitesimal de las emociones puede verse severamente afectado por el llamado 'silencio cósmico', que definiera Euclides.

Ya dijo Thales de Mileto que casi todo tiene una explicación racional y que, si no la conocemos, debemos buscarla. El problema que hoy se nos plantea ante las tesis de este filósofo, precursor de la geometría moderna, es el tradicional del álgebra vital: las explicaciones racionales que encontramos a muchas cosas no nos gustan nada.

Pero el álgebra vital tiene soluciones para estas difíciles cuestiones. Una compleja fórmula matemática, basada en una ingeniosa combinación de sietes y seises, suele ser suficiente para resolverlas. Aunque puede quedar sin despejar una incógnita, decisiva para la ecuación fundamental de la vida. Es la que los tratados algebraicos representan con la letra V (mayúscula) y que significa la voluntad del individuo por contribuir positivamente a la reformulación de los procesos vitales interrumpidos.

Pese a todo, es indiscutible que el álgebra vital es más complicada que la lineal, ya que en ella intervienen elementos poco susceptibles de encuadrar en teoremas y postulados. Por eso, resolver a diario ecuaciones vitales con varias incógnitas no solo resulta difícil sino, sobre todo, muy cansado.
Hasta el poco discutible Principio de Perogrul-lo puede llegar a ser agotador, aunque tiene una formulación meridianamente clara: (7+6) Vx = (6+7) Vy, siendo x un número negativo inferior a 4 9 2004 y manteniéndose y como una constante permanente.
Cualquier aficionado a las matemáticas emocionales sabe que es una ecuación muy sencilla y, a la vez, imposible de resolver, por incomprensible que parezca.

Y es que el álgebra vital es, a veces, tan rara que no hay quien la entienda.

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