lunes, 7 de octubre de 2013

Soñar a destiempo

Teresa tuvo dos sueños a destiempo.
Primero soñó estar desnuda en una cocina desconocida para ella. Doce meses más tarde lo hizo con un coche que se convertía en bañera y se teletransportaba a la misma casa de la cocina. A Teresa le parecieron sueños raros, pero yo creo que no lo eran tanto. Lo que pasa es que los soñó con cuarenta años de retraso.
A veces pasa eso con los sueños: se sueñan a destiempo.

Desde mi punto de vista no es tan grave, pero hay personas, como Teresa, que se asustan con nada. Sin embargo, también hay otras que no se arredran por el paso del tiempo. A mí, por ejemplo, cuarenta años no me parecen muchos. Y conozco cocinas e, incluso, bañeras que permanecen incólumes a través de las décadas.

Yo recomiendo esas personas a las que agobia el inexorable transcurso de la vida, que no esperen tanto a soñar las cosas. Pueden esperar unos días... o unas semanas, si no quieren precipitarse, pero no mucho más. Si esperan cuarenta años, se deprimen y acaban abatidas y, casi siempre, confundidas.

También hay, claro está, otras cuyo problema reside en soñar con demasiada antelación. Estas suelen acabar con desasosiegos similares a los de las anteriores, si bien originados por una causa inversa.

Son muchos los cuadros clínicos que desembocan en sueños prematuros o postreros, pero abundan los relacionados con el matrimonio y/o el noviazgo. Ya lo decía Gila en su famoso sketch "Cirugía Plástica": Se casan con lo primero que encuentran y, luego, arrégleme usted esto.

Pero no es esta la única causa del que podríamos llamar síndrome de sueño extemporáneo, no. Existen un gran número de circunstancias vitales que pueden llegar a producirlo. La mayoría, eso sí, relacionadas con no haber hecho lo que se debía en el momento adecuado. Otras provocadas por una timidez excesiva y algunas (también frecuentes) tienen su origen en la soberbia, el miedo a la verdad o el orgullo desmedido.
Los sueños extemporáneos precoces suelen estar inducidos por una actitud excesivamente voluntarista que, como la propia acepción del término indica, se funda más en el deseo que en las posibilidades reales, mientras que los que adolecen de un retraso significativo están más ligados a sentimientos reprimidos, abandonados o nunca materializados...


En los dos sueños de Teresa pasaban muchas más cosas, pero ella nunca se atrevió a contarlas. Decidió pensar que eran sueños absurdos, que ella jamás habría entrado desnuda en una cocina desconocida ni vestida en una bañera que había sido un automóvil. Sin embargo...

Teresa volverá a soñar a destiempo. Y cabe la posibilidad de que su próximo sueño ya no sea un sueño tardío. Puede que sea un sueño póstumo.

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