jueves, 7 de abril de 2011

¿Y ahora qué?

Recibió la buena noticia con tristeza.
Por fin le habían dado la razón de forma definitiva. Tantos años de persecución injusta habían terminado para él. La traición se había consumado, pero, al menos, la verdad había vencido a la calumnia.
Los esfuerzos realizados contra él habían sido enormes, persistentes, perversos. La deslealtad, comprada con un puñado de ladrillos y algunas otras miserables amenazas, no era recompensada con la ignominiosa victoria que el dueño del arbusto pretendía, pero el ataque, disfrazado de defensa, fue duro, despiadado y, sobre todo, ruin.
Ahora se abría ante él la puerta de la venganza. Éste era el momento en el que tanta maldad podía recibir su merecido. Años de sufrimiento, de perplejidad, de paciencia... le servían en bandeja ese plato frío que tantos esperan y desean.
Pero él recibió la excelente noticia con inmensa tristeza.
No quería vengarse. Cuando César vio a Bruto entre sus asesinos, no sintió deseos de venganza. Sólo pena. Él pensó lo mismo que César.
La historia y la justicia suelen acabar poniendo las cosas en su sitio. El que no tiene prisa, el que sabe esperar tiene muchas posibilidades de obtener el triunfo final. Pese a todo, victorias como la suya, siempre son pírricas, porque se obtienen con un coste terrible para el vencedor.
Dice la Academia que la venganza es la satisfacción que se toma del agravio o daño recibidos. Sin embargo, es una satisfacción que no te puede dejar satisfecho. Él nunca había condenado a quien tanto dolor le causó. Y es que el dolor de una traición no lo producen las consecuencias físicas o de cualquier otra índole, provocadas por el acto desleal, sino que lo causa el hecho de que una determinada persona sea capaz de clavarte una daga en el alma, como lo hiciera aquel Bruto en la espalda de quien le adoptó y le perdonó todo.
Por otra parte, ¿qué puede hacer quien se ha venido escondiendo en la inestable levedad de la permanente duda fingida? ¿Qué puede hacer, una vez ratificada la verdad de forma inapelable? ¿Qué puede hacer, después de haber quedado probado que todo fue una fantasía delirante, alentada por la esperanza de ocultar la realidad a quien amenazaba con ejecutar el desahucio?
Iscariote eligió un final trágico. Pero su culpa fue mayor. En un caso como este, es mucho más recomendable el sentido común: una llamada, una conversación...
La soberbia es mala consejera y también lo es optar por la huida hacia el supuesto orgullo herido. Las derrotas hay que aceptarlas, sobre todo cuando quienes parecen estar enfrente, en realidad están a nuestro lado.
Mañana el vencedor mirará su Taco Myrga. Y verá en él esa hoja perenne que quiso arrancar, sin éxito, un huracán de furia, un vendaval de ira que comenzó en una caliente tormenta de verano y explotó en una helada tempestad de invierno, convertida en vals por Sviridov.
En todos los calendarios está marcada en rojo esa fecha. No hay fuerza que la borre ni tinta que la tache. Juan Ramón escribió en ella, con su pluma mágica, un tonight que llevaba música de Bernstein. Abril tuvo una noche de delfines y una sentencia que invita al desquite, a aplicar la ley del talión. Pero el sueño de aquella noche es eterno y no habrá Marlowe capaz de desenredarlo, porque está atado a la verdad, aunque la verdad sea impar y solitaria. Aunque aquella Bacall pasase sobre ella sin creer en nada, con indiferencia... fingiendo lo que nunca existió.
Es probable que él llore mañana sobre esa hoja, con la tristeza profunda de quien ha ganado una guerra absurda, una guerra que nunca debió haberse producido. Una guerra como la de Troya, provocada por una Helena fugitiva que se secuestró a sí misma, arrojándose a los brazos de un Menelao al que aborrecía desde antes de su boda, a cambio de volver a reinar en Esparta.
No podía ser de otra forma: él recibió la buena noticia con gran tristeza.

2 comentarios:

Duna dijo...

Ahora empieza todo... :-)

ivette dijo...

La traición en ¿Y ahora qué? fué hoy 8 de abril discutido en mi vida. El tiempo y espacio"suellen acabar poniendo las cosas en su sito" Pero "el q no tiene prisa, el q saber esperar tiene mucho posibilidades... trunfo final"siempre y cuando los discursos sueden ser con personas d mente saludable. Tema fuertisimo para digerir. Gracias. I.